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Acromegalia felina, qué es, desarrollo y signos clínicos

Acromegalia felina

La acromegalia felina es una enfermedad pocas veces diagnosticada, que se caracteriza por un aumento en la producción de hormona de crecimiento. En los gatos, la causa más común es la presencia de un tumor hipofisario.

Afecta principalmente a gatos machos de edad avanzada, sin mostrar predisposición racial.

La acromegalia felina cursa con cambios evidentes en el aspecto físico e importantes desequilibrios a nivel interno. Veamos de qué se trata.

Glándula hipófisis y hormona de crecimiento

Antes de comenzar con la descripción de la enfermedad, resulta conveniente conocer la ubicación anatómica de la hipófisis, su importancia para el organismo y el origen de la hormona de crecimiento.

La hipófisis o glándula pituitaria es un órgano endocrino pequeño ubicado en la base del encéfalo por debajo del hipotálamo. Está dividida en dos partes o lóbulos principales, con orígenes y funciones muy distintos: un lóbulo anterior llamado adenohipófisis y un lóbulo posterior conocido como neurohipófisis. La adenohipófisis alberga también una estructura media conocida como “pars intermedia”.

La neurohipófisis se desarrolla como una prolongación originada en el hipotálamo, es la porción de la glándula que almacena y libera las hormonas conocidas como oxitocina y vasopresina. La adenohipófisis por su parte, produce gran cantidad de hormonas con importantes funciones en diferentes órganos y tejidos corporales, entre las cuales se encuentra la hormona de crecimiento.

La actividad hormonal de esta porción anterior de la glándula está fuertemente influenciada por el hipotálamo, el cual la regula a través de factores de liberación y de inhibición. Ambas estructuras trabajan de manera sincrónica y coordinada, respondiendo a las necesidades del organismo en una interacción conocida como sistema neuroendocrino.

Acromegalia felina y desarrollo de la enfermedad

La acromegalia felina es una enfermedad caracterizada por un aumento en la producción de hormona de crecimiento, llamada también somatotropina. La causa más comúnmente diagnosticada en gatos es la presencia de un tumor benigno funcional en la porción anterior de la hipófisis (adenoma hipofisario).

La hormona de crecimiento (GH, por su nombre en inglés) posee una función anabólica o de síntesis que favorece el desarrollo de diversos tejidos como el muscular, el tejido conectivo y el tejido óseo. Provoca a su vez una redistribución de la grasa corporal y un aumento del consumo de lípidos por parte del músculo. La somatotropina presenta también una acción conocida como “diabetógena”, ya que induce la resistencia a la insulina en los tejidos periféricos participando así en el control de la hipoglucemia.

En la acromegalia felina, el aumento de la producción de hormona de crecimiento por parte del tumor ocurre en forma gradual, sorteando los mecanismos que habitualmente la regulan.

La enfermedad muestra inicialmente un curso crónico e insidioso. Su fase clínica comienza a manifestarse en el animal adulto viejo, mostrando cambios físicos evidentes e importantes desequilibrios internos.

Signos clínicos

El aumento sostenido de somatotropina provoca un crecimiento exacerbado de tejido conectivo, óseo y visceral. Externamente, el animal muestra un aumento de peso y tamaño corporal siendo más notorio en la región de la cabeza y cara. Se observa prognatismo inferior (mandíbula desplazada hacia adelante) y aumento del espacio interdental. Los gatos afectados presentan a su vez mayor tamaño de sus patas y un pelaje deslucido.

La acromegalia felina cursa con aumento del tamaño en importantes vísceras como corazón y riñón, llevando con el tiempo a insuficiencia cardíaca congestiva y falla renal.

Puede haber enfermedad respiratoria por crecimiento del paladar blando y demás tejidos de la laringe.

Un signo característico de los gatos con acromegalia es el desarrollo de diabetes mellitus tipo II, debido a la insulinorresistencia inducida por la hormona. En estos animales, la diabetes se presenta con aumento de peso y no responde a los tratamientos habituales.

Aunque con menor frecuencia, la acromegalia felina puede cursar con signos neurológicos y cambios de comportamiento. Los signos mayormente descritos incluyen la marcha en círculos, la ceguera y el deterioro cognitivo.

Recursos diagnósticos y tratamiento de acromegalia felina

Dado su curso crónico y comportamiento insidioso, la acromegalia felina es una enfermedad muchas veces subdiagnosticada. El diagnóstico se realiza mediante la evidencia clínica y los estudios complementarios.

La prueba mayormente utilizada es la medición de hormona de crecimiento en sangre, o más precisamente del factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1 (IGF-1). El IGF-1 es sintetizado en el hígado por estímulo directo de la hormona de crecimiento, y es el factor a través del cual la hormona ejecuta su actividad anabolizante o de síntesis en la mayoría de los tejidos.

El camino diagnóstico se completa con estudios por imágenes como la resonancia magnética y tomografía computada para evidenciar la presencia de masa en la glándula hipófisis. El diagnóstico definitivo se basa en la biopsia y análisis histopatológico del tumor.

Las alternativas terapéuticas incluyen el tratamiento médico farmacológico, así como la radioterapia externa y la cirugía. Estas últimas se consideran de elección, ya que pueden controlar los signos clínicos acrecentando la esperanza de vida del animal.


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